Viena (Parte 6)

martes, 12 de mayo de 2009

El lunes 6 era el último día que estaba en Viena, pues tenía que coger un vuelo al día siguiente a las 7 de la mañana, para volver a Suecia. Ese día, planeamos un poco el horario para ir a visitar el Museo Técnico, que lo vimos el primer día al pasar con el tranvía yendo hacia Schönbrunn y teníamos ganas de visitarlo. Es un museo bastante grande y curioso, aunque algunas cosas no fueran del todo significativas.



¿Cabrá este turbito en el coche? xD


Y aquí de rata de laboratorio... La prueba consistía en subir un cesto de manzanas dando vueltas en esa rueda. Cabe decir que parece fácil, pero en un momento eso se queda con fuerzas y... la cagas xD


¡Vimos PEZ! :D


¡¡E incluso el secador que teníamos antes en casa!!


Después del museo técnico, volvimos un poco con prisa a la Ópera, pues teníamos un pase para verla por el interior con visita guiada...








El Backstage:


Y lo que se veía estando sentado desde una butaca:



La superlámpara del techo:


Y una panorámica del teatro desde el punto central de la ópera, por delante de los músicos:


Volvimos para comer y nos echamos una siesta, puesto que por la noche ibamos a dormir poco probablemente, puesto que fuimos al Ride Club: 50 céntimos los cubatas, resumento bien el evento. El local no estaba mal. Estaba situado justo debajo de un arco del puente de la linea de tren que pasaba por encima, y era un sitio bien aprovechado, sinceramente. Sin embargo, según dijo Ana, se notaba un montón que había vacaciones: no había ni Dios, y ni rastro de los españoles... un coñazo. Conocí allí a una amiga suya, Judith, una chica austríaca muy simpática, que además sabía hablar español bastante bien para lo que se suele oir por ahí. También había un amigo suyo, Scott, americano, que no dejaba de intentar ligar con ella; hasta que apareció una francesa que intentó ligar con él y bueno, cachondeos varios. A eso de las 11 nos salimos y nos comimos un kebab al lado del local, que estaba muy bueno, y más del hambre que traíamos.

Al final volvimos a casa a eso de las 12, para levantarnos a las 4 de la mañana e ir al aeropuerto, que tenía que coger el avión bastante pronto. Para llegar al aeropuerto a esas horas de la madrugada, tuvimos que ir hasta Westbahnhof andando, puesto que no había ni tranvías ni metro, y los nocturnos nos pasaban bien de horario, y luego coger el bus directo. Menudo CALOR a esas horas de la noche por favor. Llegué con la camiseta sudando al bus; claro que también era por llevar unos 15kg en la maleta y tener que andar aproximadamente media hora, pero bueno... Luego un avión a Copenhague con escala en Berlín, y el tren hasta casa.

Mi Tour Europeo, había tocado su fin.

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